San Fermín se viste de gala para las fiestas

Enrique Bretos vive con intensidad los días previos a las fiestas de San Fermín. Desde niño, cuando era vecino de la Calle Mayor de Pamplona, su vida ha estado ligada a la Parroquia de San Lorenzo y a la Capilla del santo, primero como monaguillo y después por pertenecer a la Corte de San Fermín. Hace algunos años, como integrante de la Junta de la Corte recibió el testigo para “vestir al santo de gala, con sus mejores galas en cuanto a su valor sentimental y artístico”, nos dice, sustituyendo los atributos propios de su condición episcopal – la capa pluvial, la mitra y el báculo – que luce durante buena parte del año por otros más vistosos con motivo de las fiestas de julio a las que da nombre.

OIP: ¿Cuándo tiene lugar ese ritual para engalanar al santo para las fiestas?  

Enrique Bretos: «Es parte del proceso de adecuación de la Capilla del santo para las fiestas de San Fermín. El cambio de manto, mitra y báculo se hace la noche del cinco al seis de julio, a puerta cerrada. Tiene su procedimiento, especialmente el cambio de la mitra y del báculo, ya que son piezas muy delicadas y muy valiosas. La capa también es delicada, hay que tratar todas las piezas con cuidado y con respeto, lleva su tiempo hacerlo. Y el día 7 de julio, y únicamente para lucirlos en la Procesión y la misa posterior, se añaden el resto de ornamentos que lleva un obispo: el pectoral, el collar y el anillo, que después vuelven a guardarse en el Tesoro-Museo, hay que tener especial cuidado».

OIP: ¿Qué se siente en esos momentos?

Enrique Bretos: «Se sienten cosas contradictorias. Por una parte, es la responsabilidad de preparar al santo para las numerosas visitas que va a recibir en su capilla a lo largo de los días de fiestas y no se puede hacer de cualquier manera. Además, es un obispo que va a bendecir a su pueblo y a sus paisanos el día de la Procesión y tiene que salir con la dignidad y la solemnidad que le corresponden. Y hay otra parte que pasa más desapercibida, que es el hecho de que vestir al santo es tocar las gratitudes que ha recibido San Fermín, regalos que son testimonios vivos y reales de la devoción y la protección del santo a la gente que viene aquí a pedirle. Son emociones y sensaciones intensas en esos momentos».

OIP: Además, se trata de una imagen-relicario.

Enrique Bretos: «Debajo de la capa de tela tiene una capa de plata y en el pecho hay un relicario con un trocito de hueso, que no deja de ser testimonio de fe de un santo mártir. Algo transmite estar cerca de estos testimonios de fe».

San Fermín en su Capilla con el manto, la mitra y el báculo «de diario».

La imagen del santo es una talla de medio cuerpo en madera probablemente de finales del siglo XV. El óvalo que porta en el pecho contiene las reliquias traídas de Amiens obtenidas en tres ocasiones por significados navarros a lo largo del siglo XVI, así como las correspondientes validaciones eclesiásticas que avalan su autenticidad y veracidad, documentos conocidos como “Las auténticas”. El óvalo fue realizado en 1572 por el orfebre Hernando de Oñate. En 1687, y a instancias del Ayuntamiento de Pamplona, la imagen fue revestida con un manto o capa pluvial de plata repujada, que habitualmente no puede ser contemplada al quedar cubierta por las capas bordadas.

En 1746 el Ayuntamiento de la ciudad encargó al platero local Antonio Ripando la peana barroca en la que descansa la imagen, labrada con una rica decoración y diferentes escenas de la vida de San Fermín, según diseño del platero y grabador zaragozano Carlos Casanova. Los ángeles y querubines de metal dorado de los ángulos fueron añadidos en 1787.

El manto de las hermanas Atondo

El Manto, la mitra y el báculo de gala, así como las joyas que luce la imagen del santo el día 7 de julio se custodian en el “Tesoro de San Fermín”, un pequeño museo situado en el antiguo vestíbulo de la Capilla que reúne una muestra de los numerosos regalos recibidos desde la construcción de la capilla en el siglo XVIII, tanto realizados bajo el patrocinio del Ayuntamiento de Pamplona  – patrono de la Capilla – como donados por diferentes devotos y que cronológicamente abarcan desde el siglo XVI hasta el XXI. Las obras más destacadas pertenecen a los siglos del Barroco, coincidiendo con el auge de la devoción por el santo. El Tesoro incluye piezas de uso litúrgico propias de ajuares eclesiásticos procedentes tanto de obradores pamploneses como foráneos, una colección de relicarios, una muestra de vestimentas y paños de atavío religioso y, por último, un conjunto de piezas ligadas al ajuar del santo mártir y a las funciones religiosas más solemnes en su honor.

Capas barrocas junto al manto Atondo.

Entre las piezas del ajuar del santo destaca la exposición de mantos, de la que forman parte siete capas. Las cuatro más antiguas fueron bordadas a lo largo del siglo XVIII. Las capas más recientes son la que luce el santo la mayor parte del año en su Capilla, la de la réplica de San Fermín y el manto que las hermanas Atondo de Pamplona bordaron como obsequio al Santo, lo que permite comprobar que la devoción al santo sigue muy viva.

OIP: El manto bordado por las hermanas Atondo es la capa de gala que la imagen de San Fermín luce actualmente durante las fiestas.

Enrique Bretos: «Las hermanas Atondo tiene un mérito especial porque fueron las encargadas de restaurar dos capas barrocas que estaban muy deterioradas, un trabajo muy laborioso que les motivó para regalar al santo la capa de gala que lleva actualmente y que  confeccionaron en 1995 con muchísimo gusto, cariño y mucho arte, es una manufactura magnífica. En el capotillo lleva bordado el escudo de Pamplona, ya que el ayuntamiento ha ostentado siempre el patronato de honor del santo, y en la estola lleva también el escudo de Navarra, porque San Fermín es copatrón de Navarra».

OIP: ¿En qué otras ocasiones a lo largo del año se cambia el manto del santo?

Enrique Bretos: «Se le ponen a San Fermín sus mejores galas tanto para las fiestas de julio, del 6 al 14, como para la novena de San Fermín en el mes de septiembre y para la festividad de las reliquias que es el domingo más próximo al 13 de enero. San Fermín va a recibir muchas visitas, en julio y en septiembre principalmente. El santo va variando sus capas durante todo el año, tiene unas más vistosas que otras y todas son regalos que ha recibido el santo. Aquí es donde está el mayor valor de este tipo de actos, en que son regalos que muestran los favores del santo, más allá de que sean tejidos ricos, joyas o regalos valiosos».

Enrique Bretos con el manto de gala bordado por las hermanas Atondo.
Los mecenas indianos

Felipe Iriarte, indiano residente en México natural de Alcoz, en el Valle de Ultzama, costeó el conjunto de mitra y báculo  utilizado por la imagen del santo mártir en las grandes festividades y que luce entre el 6 y el 14 de julio. Se trata de un valioso regalo que salió en 1764 de los talleres de Cantón, en la China meridional, y tras viajar a Filipinas y a México llegaría a Cádiz y finalmente a Pamplona en 1766. En el rico ornato del tocado episcopal de plata sobredorada se entremezclan una labor grabada o cincelada de flores entretejidas, piezas que forman un rosal ascendente cuyas flores sujetan vidrios de colores y piezas de filigrana sobredorada que imitan mariposas y alacranes asegurados por pequeñas espirales que hacen que se mantengan en movimiento, de acuerdo con la mentalidad estética del barroco. Los mismos motivos decoran las ínfulas o cintas que penden por detrás de la mitra y el remate del báculo, cuya vara es de chapa de plata y trabajo en relieve.

Mitra y báculo de gala.

Uno de los grandes mecenas indianos y promotores del arte barroco en Navarra, D. José de Armendáriz y Perurena, primer Marqués de Castelfuerte, Virrey del Perú entre 1723 y 1736, Caballero del Toisón de Oro y Teniente general de los reales Ejércitos en tiempos de Felipe V, demostró su devoción al santo enviando al Tesoro cuantiosos donativos e importantes piezas de orfebrería. Destacan las joyas del ajuar que luce San Fermín durante la Procesión y la misa solemne del 7 de julio, que llegaron desde Lima en 1730: una cadena de oro de eslabones abollonados y calados a la que se une una cruz pectoral que lleva engarzadas una veintena de esmeraldas, un cordón de hombros y un anillo.

Cordón, cruz pectoral y anillo.
La Corte de San Fermín

OIP: ¿Cuál es el origen de la Corte de San Fermín?

Enrique Bretos: «La Corte de San Fermín se constituye el 8 de noviembre de 1885 con un fin muy concreto: agradecer al santo el hecho de que hubiera salvado a Pamplona de una epidemia que afectó a otras poblaciones de Navarra. En agradecimiento se celebra del 17 al 25 de septiembre la novena que precede a la festividad litúrgica de Martirio de San Fermín. Desde entonces y de manera continuada, nuestra principal vocación es celebrar esa novena».

OIP: La Corte de San Fermín continúa la tradición religiosa de acompañar al santo en las celebraciones de enero, julio y septiembre, además de promover la devoción y el culto, velar y honrar al santo en su Capilla.

Enrique Bretos: «Las funciones de acompañamiento en la celebración de las grandes fiestas se han ido enriqueciendo y así la Corte se hizo cargo del Tesoro-Museo. En estos momentos y gracias al impulso que está recibiendo la Corte por parte del actual párroco de San Lorenzo, D. Javier Leoz, hemos pasado en poco tiempo de ochocientos a más de mil miembros».

OIP: Puede parecer que la devoción a los santos es algo del pasado, pero en el caso de San Fermín es todo lo contrario.

Enrique Bretos: «San Fermín es un referente y un chorro de fe en Pamplona, el santo recibe visitas en su capilla diariamente, de paisanos y foráneos. Si te paras a observar, hoy el santo sigue recibiendo cariño y gratitud, es frecuente ver velas, ramos de flores, capas nuevas de este siglo y otros regalos que indican que el santo está más vivo que nunca, no hay que irse siglos atrás. Por ejemplo, hace dos años se celebró el jubileo con motivo de los 300 años de la Capilla y la cantidad de visitantes de Pamplona y de Navarra, de toda España y de todo el mundo fue impresionante. Puede parecer que la devoción es algo del pasado, pero no, aquí sigue viva y muy viva. San Fermín es un puntal, una columna vertebral en Navarra. Es cuestión de pedir y de confianza en el ‘capote’ del santo».

San Fermín en la Procesión con el atuendo de gala.

 

Texto y fotografías: Lola Gil Jaurena (OIP 2019).

Agradecimientos:  a D. Javier Leoz, Párroco de la iglesia de San Lorenzo de Pamplona, y a D. Enrique Bretos, miembro de la Corte de San Fermín.

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