La imagen superficial y más conocida de los Sanfermines está ligada a un público adulto. Encierro, toros, fiesta, alcohol, comida… Actividades, en teoría, no sólo no aptas para todos los públicos sino que si tienes un chiqui a tu cargo, probablemente necesitarás de la colaboración de los abuelos para seguir adelante con las fiestas.
Sin embargo, esta imagen es errónea. Los más pequeños de la casa también pueden disfrutar de San Fermín porque, en realidad, no hay edades para esta fiesta. Incluso cuando se es un bebé. Los gigantes y cabezudos de Pamplona son un espectáculo fascinante para los niños que asisten atónitos a su desfile. Y no sólo eso, sino que todos los pamploneses y pamplonesas dan su primer pasito de madurez cuando se quitan el chupete y lo anudan a su gigante favorito. A partir de ese momento, ya son niños grandes.
También tienen un día especialmente diseñado para ellos. Este año es hoy, 11 de julio. Entre los actos específicos destaca la ofrenda a San Fermín, exclusiva para los peques a las 11 de la mañana en el Rincón de la Aduana. A continuación, en torno a las 12, comienzan los bailes infantiles. Ya por la tarde, en el Paseo de Sarasate la compañía Eidabe representerá un teatro musical infantil en euskera titulado ‘Sardiña freskue’.
Y, por supuesto, los clásicos. Las actividades que se mantienen todos los días y están pensadas para los txikis. Como el toro de fuego, que cada noche a las 21.45 horas persigue a los jovencísimos corredores soltando chispas por la Cuesta de Santo Domingo, la plaza Consistorial y calle Nueva.
Las barracas son otro atractivo para los peques. Situadas en el Parque de la Runa, todo padre sabe que no puede evitar, al menos una vez, una visita a la feria de Pamplona. Allí hay atracciones de todo tipo, como montañas rusas, el barco vikingo, la casa del terror o carruseles infantiles. Y chuches, claro. Es el combo infantil perfecto.
Aunque tampoco está mal el recinto de juegos instalado en la Plaza de la Libertad. 16 actividades distintas como hinchables, colchonetas, futbolines, máquinas recreativas… Los peques se lo pasan bombas y en varios juegos hay monitores que gestionan el tiempo para que todos puedan disfrutar por igual y los padres se tomen un merecido descanso a la sombra de uno de los árboles de la plaza. Porque aguantar el ritmo de los hijos también puede ser muy cansado.