
Paula Vilella. OIP
Entre charangas, artistas callejeros, conciertos y la propia música de los bares, escapar del barullo sanferminero en el Casco Viejo es difícil… pero no imposible. El Civivox Condestable alberga por segundo año “El refugio de los sentidos”, un espacio de baja intensidad sonora y ambiente pausado para las personas que necesitan un respiro en el corazón de las fiestas.
Laura Hernández es una de ellas, acudía con sus dos hijos de cinco y un año después de ver a los gigantes. “Sales del jaleo, del ruido y les ofreces un espacio donde pueden moverse libremente, porque ahora con tanta gente no les puedes dejar sueltos por las calles”, dice. El año pasado se enteraron que existía pero se quedaron con las ganas de conocerlo y han podido hacerlo estos Sanfermines.
El patio central del Civivox cuenta con colchonetas y materiales. Está rodeado por varias salas para explorar los distintos sentidos y bajando las escaleras, en la bodega, hay un rincón más íntimo donde encontrar la calma escuchando música ambiental entre doseles y conectando con otro ritmo.
“Los Sanfermines son un sobreestímulo de información y a veces necesitamos un momento de calma para recargar fuerzas y volver a salir”, explica Eva Poumé, gestora de Civivox Condestable.
Se trata de un espacio abierto para todo el mundo pero especialmente diseñado para la primera infancia y personas con diversidad funcional como por ejemplo autismo, parálisis cerebral o movilidad reducida, que tendrán prioridad para usarlo.
El “Refugio de los Sentidos” estará abierto hasta el 13 de julio de 12 a 14 horas y de 17.30 a 20.30 horas.
Sanfermines accesibles del Ayuntamiento de Pamplona