Christian Gabanon, francés de la localidad de Nîmes, de profesión profesor de matemáticas aunque desde la adolescencia su auténtica pasión es la fotografía con una temática principal: el mundo del toro.
Un año más visita Pamplona pero en esta ocasión con un motivo especial: se cumplen diez años de su exposición “Corrida Passions” que tuvo lugar en la Ciudadela de Pamplona y que supuso un reconocimiento a su trabajo de la Feria del Toro de Pamplona.
¿Por qué le apasiona el mundo taurino?
Hay dos explicaciones. La primera me la contó mi madre y me dijo que una semana antes de mi nacimiento ella asistió a una corrida de toros en Nîmes y de ahí surgió mi afición. la segunda es que soy un gran aficionado a la pintura así que el color y el movimiento es mi alma y, claro, todo esto lo encuentro en las corridas de toros.
¿Qué diferencias observa entre la Feria de Pamplona y la Feria de Nîmes?
Lo diferencia más evidente es la talla de los toros ¡Aquí son enormes! Pero desde el punto de vista artístico, lo que siento es una una emoción profunda que no puedo describir. La Feria de Nîmes es un placer pero no se puede comparar con los sentimientos que me provoca la Feria de Pamplona. Aquí, toda la ciudad en cualquier momento desprende un sinfín de emociones.
Su forma de trabajar se basa en la realización de ráfagas de fotos o, por el contrario, ya tiene en mente una imagen predeterminada y busca el momento idóneo.
Trabajo muy pocas veces con ráfagas, excepto aquí en Pamplona durante el encierro ya que es la única forma de captar momentos únicos al ser una carrera tan imprevisible.
En mi trabajo, reivindico la foto espontánea cerrando, click tras click, el encuadre. Tengo una ligera idea preconcebida pero igual, cinco minutos antes, cambio de opinión. Y si la luz y el momento no son los óptimos entonces mala suerte otra vez será.
¿Y busca su fotografía perfecta?
Realmente no busco ni espero nada. Todo es absolutamente inesperado al trabajar en lo imprevisible. Espero que el momento me deje atrapar algo único, una imagen que me haga vibrar y algunas veces se produce el milagro al descubrir la fotografía captada.
Este año se cumple el décimo aniversario de la exposición que realizó en la Sala de Armas de la Ciudadela titulada “Corrida Passions” ¿Qué recuerdos tiene de ese momento?
Para mí fue más que un honor (se emociona). Es un sentimiento que está impreso en mis recuerdos pero a su vez fluye continuamente. Fueron unos días tan especiales y tan indescriptibles que casi no puedo contarlo.
Y desde aquellos años hasta hoy en día ¿Ha observado, como visitante y como fotógrafo, algunas diferencias en la evolución de los Sanfermines?
El alma es la misma pero como todo en este mundo ha cambiado tanto, esto también se ha traducido en las diferentes formas de vivir la fiesta. Y como fotógrafo, yo no he observado grandes cambios, dejando por supuesto a un lado los avances tecnológicos.
¿Seguirá viniendo a San Fermín?
Cada año digo que no voy a venir pero, siempre, en el último minuto me arrepiento y ¡Aquí estoy, otro San Fermín más!