En él cuenta cómo, en el verano de 2016, corrió 101 encierros en 86 días, y la portada es una foto del corredor en el pilón de Falces
Bill Hillmann (Chicago, 1981), corredor habitual del encierro, ha publicado el libro The Pueblos: My Quest to Run 101 Bull Runs in the Small Towns of Spain, en que relata su periplo durante 86 días en España corriendo 101 encierros en distintas localidades. Algunos de sus amigos corredores le hablaron de la existencia de otros encierros, y se propuso este reto.
“Hay formas muy diferentes de encierros y carreras de toros. El encierro en San Fermín es el más diferente, el más grande, emocionante, más profundo e histórico. Todo el planeta está pendiente de los encierros, es increíble. Hay una magia que solo existe aquí. Es el más misterioso”, valora el corredor.
Para explicar en qué consiste esta magia, que a ojos de Hillmann sucede en Pamplona, relata cómo en uno de los espectáculos que hubo por el centenario de la Plaza de Toros de Pamplona, se encontró con un fotógrafo que fue a ayudarle cuando le cornearon. “Me dio su teléfono sin conocerme para que llamara a EE.UU., y ahora es un gran amigo. ¿Son encuentros casuales? Estos encuentros suceden en Fiesta de Hemingway también todo el tiempo”, comenta.
Hillmann, profesor universitario y escritor, es autor de un total de tres novelas, dos de las cuales comparten una misma temática: las experiencias del autor como corredor de encierros. En 2016 publicó, tanto en inglés como en castellano, Corriendo con Hemingway, con el Grupo Planeta. Por otra parte, su primera novela, The old neighbourhood: a novel, trata de conflictos interraciales en su ciudad, Chicago.
Ochenta y seis días, 101 encierros
“Me propuse correr 101 encierros en el verano de 2016. La portada del libro es el encierro del Pilón, en Falces”, afirma Hillmann. Para cumplir el reto que se marcó este autor, acudió a muchas ciudades y pueblos en Castilla-León, de Madrid, y a todos los encierros de Navarra, incluyendo los de Pamplona, Tudela, Tafalla, Falces, y también los de pueblos pequeños como San Adrián.
Al año siguiente, en 2017, el corredor recibió una cornada en el glúteo cuyas consecuencias se prolongaron en el tiempo más de lo que él habría imaginado. “Fue loco, dejé el hospital y les dije que iba a volver a correr el día siguiente. Medios como Time, el Chicago Tribune, o el New York Times, lo publicaron, pero estaba muy cansado y no pude hacerlo. De hecho, tuve problemas de salud durante dos meses”, recuerda Hillmann. “Me pusieron un drenaje, tenía fiebre e infección. En aquel momento vivía en Panamá, pero volví a casa a Chicago. No podía andar, tuve que pasar dos semanas en silla de ruedas, y el dolor era tanto que gritaba y me daban morfina. Y volví a mi vida y a trabajar”, señala. Hasta que vio que tenía un bulto y cuando fue al médico, le dijeron que eran astillas de asta que se habían quedado dentro, entre el muslo y el ano, en un lugar complicado.
Una vida marcada por Pamplona y los sanfermines
En el año 2005, Hillmann vino por primera vez a sanfermines. “Entonces era un joven loco y penoso de EE.UU., y cometí muchos errores, me gritó la policía en Pamplona porque estaba en el recorrido borracho, me robaron todo, porque dormí en la calle… “, recuerda. Pero en estos 17 años que lleva acudiendo a los sanfermines, muchas cosas han cambiado, y ahora es un corredor experimentado del encierro.
Durante las fiestas de 2019 conoció a la pamplonesa Paula Andión, y mantuvo con ella una relación a distancia, y desde hace año y medio vive con ella en EE.UU. Pero la pareja tuvo que sobreponerse a numerosos obstáculos. “Con el Covid tuvimos 5 horas por día para hablar por videollamada. Pero en julio de 2020 no me permitieron venir a Europa porque no tenía residencia europea, así que nos hicimos pareja de hecho en Dublín. Ahora vivimos juntos en Nueva Orleans y nos casamos la semana pasada aquí, en el Toro”, cuenta el norteamericano.