En la década de los 50, el cine español comienza a ver el potencial de las fiestas sanfermineras en el cine. En 1957, el mismo año de Fiesta, Gonzalo Delgrás rueda El Cristo de los faroles. Ni la temática, ni la historia de esta película parece que puedan encajar con nuestras fiestas, pero, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, en uno de esos bolos de Antonio Molina en San Sebastián (con su paseo de la Concha), surge una visita a una corrida en el coso pamplonés. Anecdótico.
Un año después se estrena Luna de verano de Pedro Lazaga. Comedia un tanto alocada que tiene como protagonistas a Fernando Fernán Gómez, Analía Gadé, Tony Leblanc y Laura Valenzuela. Ellos sí vinieron a Pamplina… perdón… a Pamplona…
Analía Gadé y Laura Valenzuela son dos francesas que, de camino a un curso en San Sebastián, se “pierden” entrando por Valcarlos (frontera de Navarra con Francia) y acaban un 6 de julio entrando en la ciudad. Cuando entran al primer hotel que encuentran en busca de alojamiento, les recibe un recepcionista que resume perfectamente lo que son las fiestas (y hablamos de 1958), diciendo que: “el 7 de julio es San Fermín y que es como si fuera 14 de julio en París, pero no ahora, sino cuando la Revolución Francesa”…
El recepcionista me parece atemporal, porque tanto en aquel momento como ahora en el 2022, venir a dormir un día 6 de julio sin reserva es bastante osado.
Por supuesto las verán correr en un encierro, pero si cronometran el tiempo que corren a lo largo de la cuesta de Santo Domingo, más bien parece que han hecho el encierro al completo. Pero eso no es todo, porque llegan a recorrerlo entero e incluso parece que consiguen llegar a la plaza para la suelta de vaquillas.
Más allá de lo sorprendente de la duración, el encierro está muy bien rodado y podemos verlo completo con alguna vaquilla de la Plaza incluida.
En 1959, Jack Cardiff dirige Esencia de misterio, de la que podemos decir que el taxi que conducía Peter Lorre acababa en las fiestas de Pamplona vía Acueducto de Segovia y la Alhambra de Granada… Conduciendo Peter Lorre todo es posible.
Rafael Gil también aprovechó la jarana sanferminera para algunos de sus personajes. En 1962 filma Tú y yo somos tres, de la que lo mejor que se puede decir, es que está basada en la obra de teatro homónima de Enrique Jardiel Poncela. El guión es del propio Gil junto con Rafael García Serrano y Rodolfo Manuel Taboada, pero tampoco eso hace que la historia mejore… Una pareja se casa por poderes y cuando la mujer conoce a su marido se encuentra con que no viene solo, sino con un hermano siamés… Evidentemente consiguen separarlos, pero sus personalidades dan un cambio radical. El caso es que para redimir al crápula y que su hermano no se vea afectado, deciden mandarlo a sanfermines para que tanta fiesta le reconduzca… fiesta de cartón piedra una vez más.