Estos Sanfermines 2023 se conmemora la efeméride de la primera visita de Ernest Hemingway a Pamplona/Iruña, hace 100 años. El premio Nobel de Literatura quedó tan prendado de nuestros festejos populares que lo reflejó en su famosa obra Fiesta. Gracias a ella se produjo la internacionalización nuestros festejos al saber describir con atino y esmero el ambiente que caracteriza a la ciudadanía de Pamplona y Navarra en estas fechas, pero, aún lo hizo con más hincapié al hablar de los encierros de toros bravos en San Fermín.
Sin embargo, para hallar el porqué de los encierros con toros y cómo han llegado a convertirse en el símbolo y lo más representativo de esta tradicional festividad, hemos de remontarnos a los orígenes de la propia ciudad.
Constituida como urbe por Pompeyo, durante el Imperio Romano, Pamplona/Iruña bebió de todo el acervo cultural, la mitología y el legado de las tradiciones romanas. Es entonces cuando se empiezan a desarrollar espectáculos masificados como el circo romano, un recinto cerrado en el que los animales y los hombres se batían para disfrute del pueblo.
Si bien el culto al toro, como animal mitológico, ya comienza desde la Prehistoria y se extiende entre diferentes culturas de la Edad Antigua, esta tradición llegó a Hispania con la expansión de Roma como Imperio y fue habitual en los teatros y anfiteatros de toda la península ibérica.
Así, con el paso del tiempo, nacieron personas especialistas en dar muerte a los toros y ya, desde entonces, se apunta a la introducción de instrumentos de lidia como el capote rojo y la espada.
Los encierros nacen con motivo de las ferias de ganado y con el traslado de las reses hasta las ubicaciones de las festividades donde se iban a producir las corridas. Los toros traídos de las dehesas debían entrar a las ciudades por un tramo designado y los pastores tenían que conducirlos para llegar al coso.
Las primeras nociones de corridas de toros en Pamplona datan del año 1385, durante el reinado de Carlos II de Navarra. En Pamplona queda atestiguado el trayecto que tenían que realizar los pastores para llevar los bravos animales del corral hasta la Plaza del Castillo, lugar donde se celebraban sesiones vespertinas de tauromaquia.
Dos siglos después, se produjo el traslado de fecha de la festividad de San Fermín al 7 de julio, pues tradicionalmente se hacía en octubre, pero debido al mal tiempo en esas fechas se solicitó el cambio. Así, se produjo la unión de la Feria de Pamplona y la festividad de los Sanfermines en 1591 y se popularizó el correr delante de los animales, tal y como lo hacían los pastores y jinetes para guiarlos.
A mediados del siglo XIX se bautizaron con la denominación actual de ‘encierro’ y la calle Estafeta pasó a formar parte de su recorrido hasta el día de hoy. Un siglo después, Ernest Hemingway descubrió nuestra fiesta e hizo el resto para lograr que todo el mundo las conociera.
Actualmente, del 7 al 14 de julio, a las 8 de la mañana las reses emprenden su recorrido de 850 metros hacia la Plaza de Toros donde los corredores más fervientes aprovechan para pelear por unos cuantos segundos de carrera frente a los bravos toros. Una afición que traspasa fronteras y que alimenta, año a año, que la tradición se mantenga.
